miércoles, 7 de diciembre de 2011

En esta pálida ciudad

Basta un instante cualquiera vivido en la ciudad, como algo parcelado, separado de todos los intereses en que nos hallamos aprisionados, para sentir la falsedad de todas nuestras actitudes y comprender que la verdad naturalmente honda de toda situación, debemos buscarla fuera o por debajo de la ciudad. Lo que heredamos, lo heredamos falseado, con un tinte de ficción, con un cúmulo de verdades consagradas fuera de la realidad, en el que no intervino sino un afán colectivo de mostrar lo que no somos.


Rodolfo Kusch - La seducción de la barbarie

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